Sexo Seguro

Una primera apreciación a lo que engloba el concepto de sexo seguro nos presenta la idea de un “no daño”: no provocar perjuicios a un tercero ni a nosotros mismos. Eso es lo que sería, en rasgos generales y a simple lectura, el sexo seguro.¿Pero cómo? Utilizando aquellos mecanismos que nos permiten reducir los riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual. El preservativo es el principal elemento. Y hablamos de “reducir” porque ninguno descarta completamente la posibilidad de contraer este tipo de infecciones, algunas de las cuales, como el HIV, pueden ser de gravedad.
Las ETS se transmiten, como sabemos, por el intercambio de fluidos durante el acto sexual. Es por eso que el contacto íntimo con personas que pueden haberse contagiado de las mismas nos exponen también a nosotros a contraerlas.
Las mucosas, la sangre y el semen presentan una concentración de factores de contagio. Además, aparecen elementos de índole sociales que nos colocan en situación de riesgo: la droga, el alcohol, por ejemplo, nos predisponen a tener relaciones sin protección.Por eso, se torna imperioso no beber demasiado ni consumir drogas, a la vez que aparece como primordial elegir a parejas que practiquen sexo seguro o reducir la cantidad de parejas sexuales.
También, es importante la comunicación entre los integrantes de la pareja, para conocer si alguno de los dos ha presentado alguna ETS o estuvo en grupos de riesgo.

Fuentes: lectura de http://es.wikipedia.org/wiki/Sexo_seguro http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001949.htm