domingo, 8 de agosto de 2010

¿Sirve la Educación Sexual?

La Educación Sexual representa un aspecto de gran importancia en la formación integral, porque más allá del conocimiento puramente biológico explica procesos trascendentales como la construcción de la identidad de género o las relaciones afectivas en el ámbito de nuestra cultura. Si pretendemos construir una sociedad en la que podamos convivir en igualdad y sin discriminaciones, es imprescindible proporcionar una educación afectiva y sexual de calidad. No podemos olvidar que si bien la sexualidad humana está íntimamente ligada a lo privado, también está regulada social y culturalmente.

El conocimiento sexual nos ayuda a crecer como personas. Aprender a ser felices es un reto permanente del ser humano y la educación sexual contribuye, de una manera importante, a lograr esa felicidad, dando respuesta a las necesidades de aprendizaje. La educación sexual no debe estar basada puramente en lo biológico, sino que hay que tener en cuenta los aspectos corporales, afectivos, cognitivos y relacionales.


Los jóvenes necesitan información correcta para ayudarles a protegerse a sí mismos. Protegerse del contagio de enfermedades de transmisión sexual, de embarazos no deseados, de abusos sexuales.

Nuestro cuerpo es fuente de comunicación, afecto, ternura y placer. En el comportamiento sexual del ser humano tienen gran influencia factores de carácter socio-cultural, dado que la nuestra es una conducta social y como tal es interpretada y regulada por la sociedad Por lo que se hace imprescindible que niños, adolescentes y adultos con capacidades mentales diferentes también reciban información sobre el tema y orientación para poder manifestar su sexualidad , social y culturalmente de manera adecuada.

¿ En que ha fallado la educación sexual?
El conocimiento por si solo no es suficiente para poder cambiar la conducta. Los programas que principalmente se basan en brindar información sobre preceptos morales y sexuales-como funciona el sistema sexual del cuerpo, que es lo que los jóvenes deben y no deben hacer- han fallado. Sin embargo, los programas cuyo enfoque principal es ayudar a los jóvenes a cambiar su conducta-usando la dramatización, los juegos, y los ejercicios que refuercen su habilidad al socializar- han mostrado señales de efectividad.

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